lunes, 24 de enero de 2011

Capítulo dos de: Colifatto y el caos by jaime.

Como por problemas técnicos no me ha dado tiempo de participar en el segundo capítulo de Colifatto y el caos (tobe-continued.com), y es el culpable de la creación de este blog, que mejor sitio donde compartir mi versión del segundo capítulo. Que seguramente no tenga nada que ver con la línea argumental que tome la novela, pero capítulo que no entre, correcto, aparecerá por aquí.


Capítulo 2.

Al instante reconoció su voz. La música sonaba en su cabeza mientras los recuerdos se agolpaban en su memoria. Alzó la vista poco a poco. Sus piernas. Su esbelta figura. Sus rasgos felinos enmarcados en una espesa cabellera oscura. Sus ojos le escrutaban tras una sonrisa de complicidad. El sonido de antiguos violines amenazaban con tragarse su conciencia, su capacidad de razonar y por un instante volvió a pensar en lo mucho que le recordaba ella a una planta carnivora, de la que no podías escapar. Magali había vuelto a su vida. Estaba totalmente deshubicado. El capitán intentaba ponerla al día mientras yo solo quería separar en mis pensamientos el pasado del presente, y de absurdas fantasías de futuro.
-Detective Califatto, le presento a la agente especial Magali Dengertton, colaborará con nosotros en este caso. La agente Dengertton es especialista en ciencias del comportamiento.
-Lo se.- contesté yo sin poder creer su presencia justo allí. Precisamente en este caso.
El capitán Quijano puso cara de incertidumbre y su absurdo entrecejo parecía una oruga desconcertada.
-Somos viejos amigos.- le explicó Magali mientras se acercaba a nosotros. Fuimos juntos a la academia, en Buenos Aires. Claro que de eso hace ya mucho tiempo.
Su sonrisa parecía decir: No puedes escapar de mi ni en el fin del mundo.
-Entonces les dejaré a solas. Estoy seguro que Fermín aceptará seguir en el caso si usted se lo pide.- dijo el capitán mientras me palmeaba el hombro con una sonrisa burlona y cargada de intención. Después simplemente se marchó, salió del teatro al bullicio de la calle, a encontrarse de nuevo con el cadáver y los preadolescentes traumatizados.
El silencio se apoderó del lugar. Ella simplemente me miraba. El pulso acelerado retumbaba en mis oídos. El corazón quería salirme del pecho. Me fallaba la  respiración. Era pánico. Lo sabia y lo detestaba. Quería huir de  allí y volver al ordenado universo de mi apartamento. En ese  momento supe cuanto odiaba al capitán Quijano.
-Pensabas abandonar este caso.- con una sencilla frase de su extraña voz detuvo el tiempo y retornó la calma. Se sentó en el reposábamos de una butaca con una gracia infinita. Los recuerdos de años atrás volvieron en cascada. No había cambiado nada. Seguía siendo ella. Mientras yo estaba cada vez mas perdido.
Vino a mi mente el primer año en la academia. Habíamos sido amigos casi por eliminación, como si fuese lo natural cuando nadie mas quería ser amigo nuestro.
Yo provenía de un pequeño pueblo de las afueras. Mis padres habían rehipotecado la casa y las pocas tierras que tenían para que yo estudiara en la capital, para que fuese policía.
Tenía talento. Superé las pruebas de acceso sin problemas. Pero la gente no era mi punto fuerte. Era reservado. Demasiado acostumbrado a las mismas personas durante mi corta vida y la ciudad se  me hacia caótica, acelerada; la gente no parecía tener tiempo para pensar en lo que hacía, o lo mas frustrante para mi, no  parecía importarles.
Ella era diferente. Había viajado por medio mundo. Mitad india mitad "yanqui", hija de un general reputado, dominaba varios idiomas, artes marciales y tenia el cuerpo de una modelo. Nadie entendía que buscaba en la academia. Claro, que excepto yo, nadie se lo pregunto nunca.
>>Quiero ayudar a la gente.- me dijo. Quiero detener a los mal nacidos que matan por diversión, que se dedican a cazar personas.<<
Así me lo soltó una noche que los dos habíamos bebido unas cuantas copas de más, demasiadas; y el alcohol me dió el valor para preguntárselo. Aquellos días bebía para no sentirme tan sólo, para no echar de menos mi casa. Ese día ella llevaba bebiendo desde el almuerzo. Se había enterado que corría un rumor sobre el general y ella, que no era  su padre sino su amante y él la había "colocado" en la academia.
A todo el mundo le parecía muy posible. Era mas fácil pensar así y no que fuese superior a ellos. Incluso algunos profesores lo daban por cierto.
Después de aquella noche no me sentí tan solo y ninguno de los dos volvió a sacar el tema, pero ahora sabíamos que en aquel nido de víboras podíamos contar el uno con el otro.
Ahora esperaba pacientemente que yo hablara. Y no sabia que decirle.
-Entiendo tu reacción.- dijo. Y era sincera. Si que había cambiado algo en ella desde la última vez. Algo que reflejaban sus ojos. Parecía cansada, cansada de todo. Y aquello me  asustó.
-No me veo capaz de pasar otra vez por lo mismo.- contesté yo y me senté en frente suyo. Con ella era incapaz de mantener las distancias. Nos conocíamos demasiado.
-Lo entiendo y soy la primera en querer cerrar este caso de una vez por todas. Pero te necesito. Llevo diez años detrás de él y ya no me veo capaz de continuar sola.
Quise responderle, consolarla, decirle que lo abandonáramos todo los dos, empezar de nuevo en otra ciudad lejos del pasado. Darnos la oportunidad que nunca tuvimos. Pero con un gesto de la mano me pidió paciencia y que la dejase continuar.
-Llevo diez años detrás de él. Entré en el FBI solo para aprender de los especialistas y convertirme en la mejor. Diez años detrás de él. Primero un asesinato cada año. Después tres. Siempre en  fechas señaladas, siempre a la vista de todos. Nunca una sola pista. Pero empezó a cometer errores.
Varias personas del entorno de la víctima si le recordaban.
Formaba parte de su entorno. Aparecía de la nada y desaparecía una vez los mataba.
Siempre hombres. Usaba la documentación y las  tarjetas de crédito de la víctima para volar a una ciudad nueva y  volver a empezar.
Nueva York, Londres, París, Berlín; la lista se  alarga cada año que pasa y parece disfrutar con la persecución.  Cada vez se arriesga mas, nos marca por donde ir; pero hace dos  años cambió la manera de matarlos. Les seguía destrozando la cara  a cuchilladas, sacándoles los ojos y torturándolos hasta la  muerte antes de abandonar el cadáver a la vista de todos. Pero  hace dos años comenzó a extirparles el hígado.
Sin un motivo aparente, disimulando la intervención. No tiene  ningún sentido con lo que sabemos de él. Y ahora ha venido a Madrid.
Magali se detuvo con la vista perdida en la moqueta del suelo.
Aquello no era normal. Por lo que sabía de este tipo de crímenes  y sin llegar a considerarse un experto, podía ver que algo no cuadraba y  entendía por que ella se sentía desconcertada. Pero había algo  extraño en su explicación.
-¿Que tiene de diferente que haya venido a Madrid?.
Ahora ella le miró fijamente antes de contestar, reacia a dejar salir las palabras.
-Estuvo aquí hace cinco años. Nunca repite una ciudad. Creo que  esta vez viene a por ti y no se como detenerlo.
El teatro parecía devolver nuestro silencio como una enorme caja de resonancia. Casi se podía sentir una atmósfera aprisionada allí dentro, como un eco de una representación pasada. ¿Serían los fantasmas de otro tiempo que ahora nos susurraban para pedir explicaciones?.
-Si viene a por mi.- reflexioné en voz alta. Lo lógico es que me distancie del caso. A no ser que pienses utilizarme de cebo para encontrarle. Tenerme cerca para que cuando se acerque puedas tenderle una trampa.
Ella no contestó ni desvió la mirada.
-Siendo así agradecería que por lo menos sintieras vergüenza por ponerme en peligro.
-Tu sabes lo que significa este caso para mi.
-Si. Pero esperaba que yo también significase algo para ti incluso después de tanto tiempo.
Algo en mi interior había quedado vacío. Así nos quedamos durante un rato, en silencio, hasta que un agente de la brigada entró a buscarnos por orden del capitán Quijano.
-Siento molestarles pero ha venido el forense y cree que deberían ver lo que ha encontrado.
Dimos por terminada la conversación. Ninguno de los dos quería añadir nada mas. Mil dudas me asaltaban y se mezclaban con los recuerdos de un tiempo sino mas feliz, si mas sencillo. Magali no había venido por mi. No estaba aquí para protegerme. Simplemente yo le era conveniente. Como le era conveniente al capitán. Para resolverle los casos sin dejarme ver mucho. Estaba en el sitio indicado y le haría de cebo. Otra vez.
El agente nos acompaño fuera con aire inseguro. Realmente aquella brigada estaba compuesta por los despojos del cuerpo de policía.
Y yo era un despojo mas. Era prescindible. Y estaban muy dispuestos a ponerme en la línea de tiro.
En la entrada del teatro el forense había conseguido organizar un campamento provisional con la ayuda de dos ambulancias y unas protecciones de plástico.
-Agente especial Dengertton tenemos novedades.- dijo cara con cara con el cadáver que ahora reposaba sobre una camilla lejos de las miradas de los curiosos. Nos acercamos a él.
-Soy toda oídos doctor.- dijo Magali. Sin presentaciones. El forense tampoco daba muestras de tener la mínima necesidad de saber quien era yo. Prescindible.
-Como ve el cuerpo muestra los mismos signos de violencia que los anteriores.- y movió una mano a muestra de abarcarlo entero. El cadáver retorcido era un amasijo de heridas y la caída desde la marquesina no había ayudado. El capitán Quijano se mantenía en la distancia, observando. Claramente no se atrevía a acercarse por si el forense descubría el "salto" de la víctima por culpa de los agentes.
-Pero esta vez hay algo de lo que se alegrará.- continuó el forense. Hemos encontrado la cartera de la víctima en uno de los bolsillos del pantalón. Ya la han identificado. Víctor Hernández. Pertenecía a la obra. Como era un suplente nadie había encontrado extraño que no apareciese al ensaño de esta mañana.
Eso era diferente del resto de muertes y dejaba una cosa muy clara. Por lo menos esta vez Magali no tuvo el descaro de mirarme. Los dos sabíamos que significaba. El asesino se quedaría en Madrid. El juego había cambiado y yo podía ser el siguiente cuerpo en una marquesina.

Fin del capítulo 2.

Presentación

Hay una cosa de la que no me había dado cuenta hasta ahora y ha sido gracias a un concurso para escribir una novela de manera conjunta a través de la red por varios autores (tobe-continued.com) que he reflexionado sobre ello. No tengo un lugar donde la gente pueda opinar sobre las obras en las que estoy trabajando. Estoy acostumbrado a funcionar con papel. A acumular libretas de apuntes, ha enseñarlo impreso a los amigos cuando creo que una obra esta terminada. Pero compartirlo a nivel general me sería mas útil, ya que recibiría opiniones que no tienen por que buscar el complacerme y pueden ser mas objetivas..
También servirá como portafolios para enseñar mis trabajos a futuros encargos por  lo que se podrá encontrar un poco de todo. Habrán capítulos sueltos de las novelas que tenga entre manos, apuntes de personajes, tiras cómicas, fotos retocadas y un poco de cajón desastre de lo que me pase por el lápiz en ese momento.
Por supuesto, irá hermanado del otro blog, donde intento crear un curso de escritura creativa diferente y según mi criterio mucho mas útil para el escritor aficionado. Y próximamente los acompañara la galería virtual donde artistas de todo tipo podrán encontrar un rinconcito donde relacionarse entre ellos, y donde darse a conocer al gran público de una manera diferente.
Así al final van a ser trillizos y como los partos múltiples suelen acarrear mas faena de biberones de madrugada y pañales a todas horas pido paciencia para las actualizaciones ya que pueden ser irregulares pero serán continuas, así que atentos todos.
Listos o no, allá vamos...